Estructura del libro de Jeremías
- Prólogo: vocación y misión
- Primera parte: oráculos de Israel y Judá
- Segunda parte: relatos biográficos sobre Jeremías
- Tercera parte: oráculos sobre las naciones
- Epílogo: la caída de Jerusalén
- Lamentaciones
- Baruc
Estructura del libro de Isaías
- Primera parte: noticias biográficas, promesas y amenazas contra el reino de Judá, oráculos contra pueblos extranjeros, profecías apocalípticas sobre el Juicio Final, mas amenazas, la sección llamada "Pequeño Apocalipsis".
- Segunda parte: promesas para los exiliados en Babilonia y cánticos del siervo de Yahvé y promesas para los dolientes de Sión.
Estructura del libro de Ezequiel
- Introducción
- Primera parte: juicio y condena de Israel
- Segunda parte: juicio y condena de las naciones
- Tercera parte: esperanza y renovación de Israel
Esta es una historia larga de contar, pero empezaré por el principio, lo que más me impacto. El Señor me dijo que él me enviaba a los israelitas porque se habían rebelado contra él. Me dijo que tenía que instaurarme entre ellos y tenía que hacerles cambiar de idea me escucharan o no. Según Yahvé, no tenía que tener miedo de lo que me podían decir y hacer, ni tenía que tener miedo de las amenazas. El Señor me decía que le escuchará y que no fuera rebelde como ese pueblo. Entonces Yahvé estiró su mano y me entregó libro enrollado escrito por todas partes. Entonces me dijo, hijo del hombre, así me llamaba él, ves a hablar a la casa de Israel. Me dijo que la casa de Israel no querría escucharme, ya que no le querían escuchar a él, pero que aún así no les temiera. Finalmente, me dijo que todas las palabras que me había dicho que las guardara en mi corazón y que las escuchara atentamente. El espíritu me levantó y mientras me iba, la mano de Yahvé pesaba fuertemente sobre mí, las alas de los animales se batían fuertemente.
Llegué donde los deportados del río Quebar, donde residían. Allí permanecí siete días en medio de ellos, aturdido. Al pasarse los siete días, Yahvé me dirigió la palabra, me dijo que cuando oyera algo que viniera de él que diera la alarma, y que cuando él dijera al malvado "vas a morir" yo tenía que advertirle, al malvado, si abandonaba su mala conducta y viviera, el malvado pagaría por su culpa, y yo moriría con él. En cambio, si cuando yo advertía al malvado él no abandonaba su mala conducta, él morirá por su culpa pero yo salvaría mi vida.
Otro día Yahvé me dijo que fuera a la vega, que allí él me diría unas palabras. Me dijo que me encerrara en mi casa, porque vendrían a buscarme y me atarían con cuerdas, porque eran una casa rebelde.