lunes, 1 de noviembre de 2010

Estructura de los libros

Estructura del libro de Jeremías


  • Prólogo: vocación y misión
  • Primera parte: oráculos de Israel y Judá
  • Segunda parte: relatos biográficos sobre Jeremías
  • Tercera parte: oráculos sobre las naciones
  • Epílogo: la caída de Jerusalén
  • Lamentaciones
  • Baruc
Estructura del libro de Isaías


  • Primera parte: noticias biográficas, promesas y amenazas contra el reino de Judá, oráculos contra pueblos extranjeros, profecías apocalípticas sobre el Juicio Final, mas amenazas, la sección llamada "Pequeño Apocalipsis".
  • Segunda parte: promesas para los exiliados en Babilonia y cánticos del siervo de Yahvé y promesas para los dolientes de Sión.
Estructura del libro de Ezequiel


  • Introducción
  • Primera parte: juicio y condena de Israel
  • Segunda parte: juicio y condena de las naciones
  • Tercera parte: esperanza y renovación de Israel 

Ezequiel

Esta es una historia larga de contar, pero empezaré por el principio, lo que más me impacto. El Señor me dijo que él me enviaba a los israelitas porque se habían rebelado contra él. Me dijo que tenía que instaurarme entre ellos y tenía que hacerles cambiar de idea me escucharan o no. Según Yahvé, no tenía que tener miedo de lo que me podían decir y hacer, ni tenía que tener miedo de las amenazas. El Señor me decía que le escuchará y que no fuera rebelde como ese pueblo. Entonces Yahvé estiró su mano y me entregó libro enrollado escrito por todas partes. Entonces me dijo, hijo del hombre, así me llamaba él, ves a hablar a la casa de Israel. Me dijo que la casa de Israel no querría escucharme, ya que no le querían escuchar a él, pero que aún así no les temiera. Finalmente, me dijo que todas las palabras que me había dicho que las guardara en mi corazón y que las escuchara atentamente. El espíritu me levantó y mientras me iba, la mano de Yahvé pesaba fuertemente sobre mí, las alas de los animales se batían fuertemente.
Llegué donde los deportados del río Quebar, donde residían. Allí permanecí siete días en medio de ellos, aturdido. Al pasarse los siete días, Yahvé me dirigió la palabra, me dijo que cuando oyera algo que viniera de él que diera la alarma, y que cuando él dijera al malvado "vas a morir" yo tenía que advertirle, al malvado, si abandonaba su mala conducta y viviera, el malvado pagaría por su culpa, y yo moriría con él. En cambio, si cuando yo advertía al malvado él no abandonaba su mala conducta, él morirá por su culpa pero yo salvaría mi vida.
Otro día Yahvé me dijo que fuera a la vega, que allí él me diría unas palabras. Me dijo que me encerrara en mi casa, porque vendrían a buscarme y me atarían con cuerdas, porque eran una casa rebelde.

domingo, 31 de octubre de 2010

Isaías

En el año de la muerte del rey Ozías, me pasó una cosa difícil de contar, de golpe vi a Yahvé sentado en su trono con todos sus serafines alrededor; no se si sabeis lo que son los serafines pues ya os lo digo yo, son como una especie de animales voladores con 6 alas; yo dije que era un hombre impuro y entonces uno de los serafines se acercó a mi y me quemó los labios con una brasa, me dijo que yo ya no era un hombre impuro.
Yahvé me dijo que tenía que dejar las ciudades sin habitantes y antes de eso me dijo que el pueblo no comprendiera nada, no vieran ni oyeran por si mismos, ya que si comprendian, veian y escuchaban podrían volverse buenos y curarse; eso me pareció un poco raro viniendo de Yahvé ya que yo pensaba que él quería el bien para el pueblo, pero hablé con Jeremías y él me dijo que Yahvé hacía esto por que el pueblo no había confiado en él y había creído y alabado a otros dioses. Es tanta la confianza que Yahvé perdió en su pueblo que no quería que dejara ni una estirpe de ellos.

Nosotros nacimos..

Yo, Jeremías, nací en Judea en el año 650 a.C
Yo, Isaías, nací en Jerusalén entre los años 770 y 760 a.C, no estoy muy seguro la verdad.
Yo, Ezequiel, nací en Jerusalén en el año 622 a.C

sábado, 23 de octubre de 2010

Jeremías

Fue increíble esa experiencia, nunca me había sentido así, estaba yo tan tranquilo y de repente Yahvé me dirigió la palabra, me dijo que él ya me conocía desde hace mucho tiempo, desde antes de que yo naciera, eso me pareció extraordinario, él me dijo que todo lo que me dijera de hacer y de decir lo tenía que hacer, entonces él alargó su mano y tocó mi boca, me dijo que él había puesto sus palabras en mi boca, y que me daba el permiso para hacer sobre la gente y sobre los reinos, lo que yo encontrara necesario.
Él me dijo que desde el norte se iniciaría el desastre sobre todas las persona de esta tierra, por haberle dejado de lado a él, a Yahvé, y haber adorado a otros dioses. Me dijo también que les dijera a las personas todo lo que él me mandara, me dijo que la gente me trataría mal, y que me sería duro, pero que no me rindiera, porque él estaría allí conmigo, en todo momento.